El papa Benedicto XVI está estos días de visita oficial en los Estados Unidos de América, donde nada más llegar ha pedido perdón por algunos episodios de pederastia protagonizados por religiosos americanos.
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Recuerdo que la primera vez que viajé a EEUU, recién estrenado el siglo XXI, rellené en el avión una tarjeta para el departamento de Inmigración de ese país en el que tuve que contestar, entre otras cosas, a preguntas tan interesantes como si portaba alguna pistola o artefacto explosivo en mi equipaje, si pretendía atentar contra el presidente de la nación o si había mantenido en el pasado algún vínculo con el nazismo alemán.
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Cuando Joseph Ratzinger accedió a la jefatura de la Iglesia católica, leí en la prensa que, durante su juventud y por imperativos de la época, fue unos meses soldado del nazismo de Hitler... Por ello, ahora me pregunto si aún conserva ese país el citado cuestionario para sus visitantes y en caso positivo, qué habrá respondido el Santo Padre a la preguntita de si tuvo alguna vez relación con el régimen de Hitler.
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Por otro lado, en su discurso de bienvenida y tras recibirle con los máximos honores, el presidente norteamericano, George W. Bush, habló de "la libertad y la fe" de su país, y en privado intercambiaron opiniones sobre Latinoamérica.
